dimecres, 23 de maig del 2012

Ejemplos de música renacentista



La música, como las artes, es el reflejo de una época. Por ello la música no quedo inmune a los hechos de la Reforma y la Contrarreforma. Además, cada corriente religiosa decidió utilizar la música como un momento santo y las liturgias quedaron estipuladas con su propias características.

La música que surgió de la Reforma, promulgó que se siguieran utilizando los textos bíblicos pero empleando la lengua que hablara la población para que llegaran los cánticos al entendimiento. La letra ya quedaba estipulada, dependiendo de la festividad religiosa, y a partir de ahí se hacia la melodía. Un ejemplo de la primera obra de la Reforma, escrita por Martín Lutero:Ein feste Burg ist unser Gott: Castillo fuerte es nuestro Dios.


  En cambio, la respuesta de la Contrarreforma fue legislar que la música debía venir del canto gregoriano, congiéndolo como ejemplo pero ampliando la musicalidad de voces. Los textos debían seguir siendo en latín y el resultado final era crear una simbiosis entre la música y el texto.

Un ejemplo de música de la Contrarreforma, por Tomás Luis de Vitoria:


Para concluir este blog, hemos querido darle un toque personal mediante 2 componentes del grupo, hacer varias obras interpretadas por ellas.
Como música instrumental se ha escogido, Con que la lavaré, una canción editada en 1560, de Juan Vázquez. Adaptación personalizada de este villancico interpretando la melodía con la flauta travesera, Graciella Pereda Chiapella y acompañanda al piano por Lucía Méndez Bayo.


Finalmente, música vocal profana, se interpreta a dúo vocal la canción GreenSleeves, popularmente conocida por el folclore inglés. El mito relata que fue escrita por Enrique VIII para Anna Bolena cuando quedó prendado de su belleza. Aquí esta un arreglo musical para 2 voces de Andrea Cappellari, interpretada por Lucía Méndez Bayo y Graciella Pereda Chiapella.

http://www.youtube.com/watch?v=zlvmVa71YPQ





Como dijo Lutero:

"La música gobierna al mundo, endulza las costumbres, consuela al hombre en la aflicción. Es hija del cielo. Es el más bello y el más glorioso don de Dios. Es una disciplina; es una educadora; hace a las gentes más dulces, más amables, más morales, más razonables ... La Música es un maravilloso don de Dios y próximo a la Teología. No renunciaría a mis escasos conocimientos musicales, salvo por razones de fuerza mayor...la juventud debería ser enseñada en el arte de la Música...ya que hace a la gente más habilidosa...Ciertamente me gustaría alabar la Música con todo mi corazón, como el excelente don de Dios que es y recomendárselo a todos...".

divendres, 18 de maig del 2012


La música en tiempos de crisis

Desde finales del siglo XV y principios del XVI, Renacimiento, Humanismo y Reforma son fenómenos que aparecen estrechamente asociados. La crítica de los ritos, de las prácticas litúrgicas, de los dogmas y de la música sagrada provoca una crisis que afecta a toda la cristiandad. El ascenso de la burguesía como clase social, las ideas del Humanismo  y el invento de la imprenta produjeron una extraordinaria y nueva difusión de la música culta. Ésta pasó de ser un privilegio sólo al alcance de la nobleza y el alto clero, y ejecutada exclusivamente por profesionales, a ocupar también un lugar en el ocio de las clases medias, que consumían la amplia literatura musical profana publicada en toda Europa para uso casero.

El estilo musical que comprende esta etapa, es la música del Renacimiento (1400-1600). Este tipo de música se caracteriza por sus texturas polifónicas en que las distintas voces tienen la misma importancia, siguiendo la técnica del contrapunto y el sistema de modos (herencia del canto gregoriano de la Edad Media). En la música Renacentista podemos encontrar diversos tipos de formas musicales: la misa o el motete, dentro del género religioso; el madrigal, villancico, chanson dentro del género profano; y las danzas, ricercare y la canzona en la música instrumental.

Otra de las características de esta música, es que la gran mayoría de obras escritas e interpretadas eran cantadas, predominaban la música vocal, y algunas veces, esta música vocal podía ser acompañada por algún instrumento. En cambio las danzas sí que eran interpretadas por instrumentos en su mayoría, aunque llevasen letra por si se querían cantar. No será hasta finales del Renacimiento y principios del Barroco (1600), que la música dará un cambio, se empezarán a establecer una serie de normas para formalizarla, en ese momento y por primera vez los instrumentos musicales van a tomar un papel importante. Claudio Monteverdi, que inicia la música Barroca aunque hace gran cantidad de composiciones renacentistas, será quien ordene el modo de escritura, colocación de instrumentos, voces… ya que durante el Renacimiento, la lectura de la música se hacia con las particelas (partitura en la que solamente aparece escrita una sola voz o lo que debe interpretar un único intérprete). Monteverdi se puede considerar el creador de la primera orquesta.

Tomás Luis de Victoria
Los compositores más destacados de la música renacentista fueron Josquin des Prez de la 3ª generación franco- flamenca (1480- 1520), y sobretodo  Giovanni Pierluigi da Palestrina, Orlando di Lasso, Tomás Luis de Victoria y William Byrd de la 5º generacion (1550-1600). En estos momentos la convulsión provocada por la Reforma Protestante y la Contrarreforma afectó de lleno al estilo musical. Pasado el peligro de supresión de la polifonía (que sí se ejecutó entre algunos reformistas radicales), el concilio de Trento fomentó la homofonía y en general la claridad.[1]

                                                                                                                                                                                                   

dijous, 10 de maig del 2012

Carlos I  y los príncipes protestantes
Cuando la reforma estalló en Alemania, a causa de las doctrinas luteranas, “el ideal de Universitas Cristiana de Carlos I (rey de los territorios hispánicos entre1516 y 1556), quedó sesgado de repente. Carlos I aspiraba a una monarquía universal en la que su dinastía estaría destinada a desempeñar una hegemonía europea, basada en unas relaciones pacíficas entre las distintas monarquías cristianas, que le permitirían unir sus esfuerzos, liderados por él como emperador, contra los infieles, contra los turcos”[1]. Al estallar la reforma en el imperio, sus propósitos quedaron reducidos a un ideal y le llevaron a iniciar una política para luchar contra le herejía en el imperio y a su vez no perder la fidelidad con los principales imperiales.
Antes de iniciar a explicar cómo se desarrollaron los acontecimientos entre Carlos I y los príncipes imperiales, debemos comprender que Carlos I había heredado  la posibilidad de poder ser emperador electo del imperio germánico de su abuelo Maximiliano I de Austria y que gracias a ello fue elegido emperador del sacro imperio Germánico en 1520.
Por esta razón Carlos luchó tan enérgicamente contra la herejía en este territorio, no fue simplemente que la reforma se opusiese a su ideal de la Universitas Cristiana, es que además esto había sucedido en su propio territorio.
En este contexto, el emperador convoca una dieta de los príncipes imperiales en Worms (1521) a la cual también debía comparecer Lutero. Carlos I defendió los ideales de la religión cristiana pero también pidió moderación con Lutero para evitar el cisma de las dos Iglesias de forma definitiva. La intención de Carlos I con esta decisión era la de seguir manteniendo la fidelidad de los príncipes alemanes ya que se encontraba en guerra con Francia y necesitaba el apoyo militar de los príncipes. Por ello, Carlos I, intentó que Lutero se retractase de sus doctrinas pero uno de los príncipes alemanes (el elector de Sajonia) le protegía y gracias a ello pudo defender sus ideas.  En el 1526, en la dieta de Spira, la fuerza de los príncipes protestantes provocó que se decidiese que cada príncipe escogía la religión que se profesaba en cada uno de los estados del imperio. Esta decisión causó una gran reacción entre los católicos que alegaron que este acuerdo vulneraba lo acordado en Worms.
En 1530 se convoca la dieta de Habsburgo en la que se intentó llegar a un acuerdo por la vía del parlamentarismo. Católicos y protestantes presentaron sendos documentos (Confutatio y Confesio Augustana) en los que defendían sus tesis ante el emperador. No obstante no hubo un resultado posible, la guerra que Carlos I mantenía con los turcos hizo que le fuese imposible posicionarse ya que necesitaba el apoyo de todos los príncipes protestantes. Como consecuencia, los príncipes protestantes comprendieron que el conflicto no se resolvería a través del diálogo y formaron la Liga de Smalkalda  (1531).
Al año siguiente en vista de las tensiones que se habían creado, Carlos I convoca una dieta en Nuremberg; en la cual se decide que Carlos I forzaría al Papa a convocar un concilio y que mientras tanto no se condenaría a nadie.
En el año 1544, Carlos I acabó las guerras con Francia y firmó la paz de Crepy. Esto, permitió al emperador concentrar sus fuerzas en su problema con los príncipes del imperio.  Esta razón fue la que probablemente, motivó a que tras la dieta de Ratisbona de 1546 se  convirtiese el conflicto religioso en un conflicto armado. El emperador trató el asunto como una guerra entre él y unos vasallos rebeldes, y no como un conflicto entre católicos y protestantes.
Finalmente, en la batalla de Mühlberg (1547), Carlos I derrotó a los príncipes protestantes e impuso el Interim de Habsburgo (1548). Esta solución religiosa que intentó imponer el emperador en Alemania consistía en una hipotética reconciliación entre las iglesias rivales por medio del restablecimiento del catolicismo en toda Alemania, con concesiones importantes a los protestantes. Esta solución no satisfizo a ninguna de las dos Iglesias y provocó la reanudación de la guerra.
En 1552, la Liga de Smalkalda, (aliada con Enrique II de Francia) derrotó al emperador en Innsbruck y éste se vio forzado a firmar el tratado de Passau por el que se estipulaba la libertad de culto. Tres años más tarde, “esta paz se oficializó gracias a la Paz de Habsburgo (1555) por la que se producía la ruptura definitiva de las dos Iglesias  se imponía la plena libertad de conciencia a los príncipes y obligando a los súbditos a abrazar la fe de sus señores, permitiéndoles únicamente el derecho de emigrar en casa de mantener su disidencia. Era el principio del cuius regio euis religio[2]. Así es como se desenvolvieron los hechos alrededor de la reforma luterana y sus consecuencias políticas en el imperio[3]


[1] FLORISTAN, A.(Coord.), Historia Moderna Universal, Ariel Historia, Barcelona,205, pág. 183
[2] FLORISTAN, A (Coord.), Historia Moderna Universal, Ariel Historia, Barcelona 2005. Pág. 196
[3] FLORISTAN, A (Coord.), Historia Moderna Universal, Ariel Historia, Barcelona 2005. Pág. 182-196

dimecres, 2 de maig del 2012

La expansión de la Reforma

LA REFORMA DE CALVINO:
El sistema de protestantismo fundado por Calvino, llamado calvinismo, era la expresión de las reivindicaciones. El fundamento del calvinismo radica en la doctrina según la cual ciertas personas están predestinadas por Dios a la “salvación”, y otras, a la “condenación”. Esa predestinación no excluía, sin embargo, la vida activa, dado que según Calvino, el creyente, si bien desconoce cuál es su destino, puede demostrar que es un «elegido de Dios» con los éxitos que alcance en su vida privada.
El calvinismo legitimaba el espíritu de empresa burgués de la época de la acumulación originaria. Ello se expresaba en el hecho de que se declarasen como virtudes cardinales la templanza y el ahorro, y se preconizase la observación de un régimen de ascetismo civil. Distinguía a Calvino la intolerancia religiosa hacia quienes profesaban ideas distintas. Por orden suya, fue quemado en la hoguera el científico Servet en 1553. Calvino se propuso mejorar la vida de los habitantes de la ciudad de muchas formas. Defendió la creación de hospitales, alcantarillado, barandillas protectoras en los pisos altos para evitar que los niños se cayeran, atención especial para los pobres y los enfermos y la introducción de nuevas industrias. Promocionó el uso del francés en las iglesias, y contribuyó de forma muy personal a su formación como lengua moderna con sus escritos en lengua vernácula. A pesar de su doctrina inflexible, el calvinismo se extendió con rapidez y se convirtió en una de las principales formas del protestantismo.

LA REFORMA DE ENRIQUE VIII:
Enrique VIII subió al trono de Inglaterra en 1509, a la edad de 18 años, y desde el comienzo de su reinado se dedicó, con ayuda del cardenal Thomas Wolsey, a reformar la vida de los monjes y a mejorar la formación de los sacerdotes. Pero ninguna de estas medidas era contraria a las creencias tradicionales de la Iglesia Católica, a la que Enrique VIII no sólo permanecía fiel sino que en el año 1521, incluso actuó en defensa contra el luteranismo, acción premiada por el papa León X, quien le otorgó el título de "Defensor de la Fe".
Aunque independizó a Inglaterra de la Iglesia de Roma y buscó el respaldo del protestantismo alemán, Enrique VIII reafirmó su posición católica en los aspectos doctrinales y rituales, con excepción de la supremacía papal, mediante la expedición de un documento llamado “Los Seis Artículos”. Esta política religiosa de Enrique VIII provocó que Inglaterra se dividiera en tres posiciones: la primera respaldaba completamente los decretos del rey, la segunda deseaba el restablecimiento del poder papal y la tercera, cada vez más numerosa, pretendía una reforma semejante a la de los protestantes alemanes o suizos. Este divisionismo era sólo el comienzo de un largo y terrible periodo de reformas y contrarreformas, de guerras internacionales y crueles persecuciones, que vivió no sólo Inglaterra sino en general el mundo occidental, por causa principalmente de la intolerancia hacia las diferencias de credo religioso.


LA REFORMA DE ZWINGLI:
La reforma suiza tuvo origen en el monasterio de nuestra Señora de las Ermitas de Einsiedeln. En 1516 un hombre ya célebre por sus predicaciones y patriotismo fue nombrado cura de Einsiedeln. Este hombre era Zwingli. Como Lutero, había recibido una educación literaria y a los veintidos años fue cura de Glaris. Sus predicaciones patrióticas contra la banalidad de los suizos le hizo abandonar su curato y pasar a predicador de Einseideln. En el sermón que predicó el día del aniversario de la fundación del monasterio, atacó el culto de las imágenes y la compra de indulgencias.
Escribió a los obispos de Constanza y Sion los términos siguientes:
“Las luces han debilitado la credulidad popular. Se comienza ya a vituperar la pereza de los monjes, la ignorancia de los sacerdotes y la mala conducta de los prelados. Según las apariencias, la multitud perderá pronto el único freno que puede detener sus pasiones. Es necesario sin pérdida de tiempo ocuparse en una reforma, comenzando por los superiores. Pero una reforma en las costumbres es imposible si no se hacen desaparecer estos enjambres de piadosos vagabundos, que se alimentan a expensas del ciudadano laborioso; si no se abolen las ceremonias supersticiosas y los dogmas absurdos, igualmente propios para chocar al buen sentido de los hombres razonables que para ahuyentar la piedad de los hombres religiosos.”
Estas palabras son notables, no solo por su fecha, sino porque muestran el verdadero carácter de la reforma suiza. Efectivamente, Zwingli no es un reformador teólogo, sino un reformador filosófico y político. No ataca el culto romano porque le crea malo en la esencia, sino porque se le figuraba que no era ya de la época, y temía que la incredulidad popular condujese a la disolución social. Así Zwingli fue siempre tolerante.
El objetivo de Zwingli, no era solo hacer renacer la primitiva iglesia, sino que quería reformar las costumbres de los ciudadanos. Quería hacer una reforma religiosa y política. Así en sus predicaciones contra las costumbres del clero alzaba la voz contra el vergonzoso trafico de los suizos que vendían su valor y su sangre a las potencias extranjeras.


GINER, Salvador. Historia del pensamiento social, Editorial Ariel, Madrid, 2008.
DELGADO DE CANTÚ, Gloria M. El mundo moderno y contemporáneo, Vol I, Editorial Pearson Educación, México, 2005.
AVENDAÑO, Joaquin. Manual Completo de institución superior, Tomo III, Universidad Complutense, Madrid, 1846.

dilluns, 23 d’abril del 2012


Una reflexión sobre las indulgencias

En esta entrada nos planteamos realizar una reflexión sobre el escándalo real de las indulgencias para Lutero. Nuestro análisis se centrará en comprender las indulgencias como algo más que un burdo invento tramposo para sacar dinero a los crédulos fieles por parte de  los clérigos.
En primer lugar habría que aclarar que el hombre medieval sentía un gran miedo por las penas temporales del purgatorio, mucho mayor que el que sentía por el castigo eterno del infierno. Creía, en la doctrina católica, de que si moría absuelto por el sacerdote; tenía garantizada la entrada al cielo, cuya llave poseía la Iglesia. La Iglesia también se encargaba de enseñar que el hombre debía de pagar por cada pecado cometido antes de alcanzar las puertas del cielo. Estos castigos, únicamente conocidos por Dios, eran llamados temporales  y se saldaban en vida, y  aquella parte que no estuviese aun expiada en el momento de la muerte, tenía que sufrirse en el purgatorio.
La función de las indulgencias, era precisamente reducir el tiempo del castigo temporal a los creyentes, de manera que sobre ellos ya no pesaba el miedo al purgatorio.  Lutero, no estaba en contra del sistema pastoral de indulgencias ya que compartía la opinión de que lo que la Iglesia había impuesto tenía derecho a conmutarlo. Los problemas de Lutero eran de vertiente teológica.
Una de las cuestiones fue la creación del tesoro de los méritos. La idea del tesoro de los méritos fue formulada en el siglo XIII por Alejandro de Hales o Hugo de St. Cher. Tomó la forma de capital celestial concebido como el tesoro formado por las buenas obras excedentes de Cristo y los Santos. La idea principal es que estos méritos eran accesibles a todo el mundo y podían, por tanto, borrar las deudas de todos.  Esto afectaba a las indulgencias ya que la indulgencia valiosa era la que por causa del tesoro de los méritos, podía eliminar el castigo temporal debido por los pecados.
Otra cuestión mucho más importante para Lutero fue la diferenciación entre atrición y contrición.  Estos estaban relacionados en la manera en cómo se expiaban los pecados en la persona. Hasta el siglo XIII la creencia había sido que la contrición (verdadero dolor suscitado por el amor) era lo único exigido por Dios para el perdón de los pecados. Hacia el siglo XIII los teólogos empezaron a reconocer la atrición (un dolor menor causado por el miedo) y a aceptar esto en lugar de la contrición. Además reconocían que lo único que hacía falta para conseguir la contrición era la obtención del sacramento de la penitencia.
Esto que puede parecernos una mera disputa teológica, tenía unas consecuencias terribles ya que reducía el esquema de la salvación a atrición (miedo al castigo), confesión e indulgencia; convirtiendo las cosas espirituales en meramente materiales.
Aquí entraba también una de las cuestiones más discutidas: ¿Qué eliminaba realmente  la indulgencia? La respuesta de la Iglesia era que la indulgencia eliminaba tan sólo los castigos temporales (la pena) y que sólo el sacramento de la penitencia, con una contrición completa, eliminaba la culpa y el castigo eterno.
El problema era que los teólogos de la Iglesia no diferenciaban prácticamente entre pena y culpa. En el momento de venta de las indulgencias la frase “remisión de los pecados” denotaba remisión de la culpa y de la pena.
Lutero temía por esto en gran medida, ya que el hombre corriente pagaba por estas indulgencias creyendo que había eliminado la culpa y la pena de sus pecados, cuando en realidad sólo afectaba a el castigo temporal impuesto por los mismos (la pena) pero no afectaba en absoluto a la culpa y al castigo eterno si no existía una verdadera penitencia y una contrición sincera por sus pecados cometidos.
Entonces se comprenderá la preocupación de Lutero por el alma del receptor de las indulgencias que, al comprar una indulgencia, había rechazado el valor redentor del castigo de Dios y había rechazado el verdadero arrepentimiento evangélico. Las indulgencias daban al hombre un falso sentido de seguridad que Lutero consideraba irreconciliable con la salvación evangélica en Cristo.
Era éste y no el simple cobro de las indulgencias el problema teológico que realmente atormentaba  a Lutero. Con la eliminación de la contrición, el alma del creyente seguía marcada con la culpa y por tanto el castigo eterno, aunque hubiese comprado una indulgencia; y esta situación era precisamente la que hizo que Lutero rompiese irreversiblemente con el pontificado.[i]


[i] ATKINSON, James” Lutero y el nacimiento del protestantismo, Alianza Editorial, Madrid, 1981. Pág. 153-161

dimarts, 20 de març del 2012

Martín Lutero (II)

Una vez publicadas las tesis, a Lutero se le pide que vaya a Roma para dar cuentas de sus escritos, a lo que él se negará, pero gracias a su amistad con el duque Federico el Sabio la reunión se celebrara en Alemania, por la cual cosa Lutero acepta asistir. Ésta se celebraría ante el enviado papal, el cardenal Tomás de Vio Cayetano. Después de tres días de discusión Lutero decide huir de Augsburgo por miedo a ser detenido, y en efecto, el cardenal pide su detención  pero éste se encuentra bajo la protección de Federico el Sabio.

Mientras se discute la elección imperial llega a Alemania Carlo Miltitz, enviado del papa al que se le encarga, entre otras cosas, entrevistarse con Lutero.  El 28 de julio de 1519 Carlos V es proclamado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Solucionado el tema de la elección imperial, se vuelven a centrar en la cuestión luterana y se celebra en Leipzig un debate entre Johann von Eck y los profesores de teología de la Universidad de Wittenberg entre ellos Lutero. Según von Eck las tesis luteranas son heréticas  y así lo denuncia a Roma.

En junio de 1520 el Papa firma la bula de excomunión de Lutero. En agosto del mismo año Lutero escribe una carta a Carlos V pidiéndole que lo defendiera de los ataques de sus enemigos, pero el emperador no le contestó. Paralelamente publica La Cautividad babilónica de la Iglesia, lo cual provocó la ruptura con la Iglesia Católica, ya que en él se condenan los fundamentos de todo el sistema teológico de la Iglesia Romana. En el mismo año publica La liberad del cristianismo, libro espiritual i místico, en el cual adjunta una carta dirigida a León X en señal de paz. Este año acabó con la publicación de la bula de excomunión que había llevado von Eck y la quema pública de dicha bula i de textos del derecho católico por Lutero en Wittenberg, seguido del llamamiento a un concilio general.
En contestación el 3 de enero de 1521 se emite una nueva bula, ahora Lutero podía ser condenado a muerte si la excomunión como hereje era aceptada y apoyada por las autoridades civiles alemanas. Pero la mayoría de autoridades de las ciudades libres no estaban de acuerdo, además tenían el apoyo de Carlos V, el cual, quería contentos a los nobles por las necesidades económicas y el que no aceptaría nada del Papa por la oposición a su nombramiento. 

Carlos V decide extender el salvoconducto a Lutero para que pueda acudir a la Dieta de Worms, el 16 de abril de 1521. Ésta era una asamblea de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico, llevada a cabo en Worms y presidida por el emperador Carlos V. En ella Lutero se tenia que retractar de sus tesis. El emperador se opondrá de manera discreta a las doctrinas de Lutero, para que el pueblo que apoyaba a Lutero no se volviera en su contra. El 26 de mayo Carlos V firmaba el edicto de Worms, dónde condenaba sin paliativos a Lutero, a sus escritos y a sus seguidores.
Después de la Dieta, Lutero se escondió cerca de Eisenach, bajo protección de Federico el Sabio. Durante este tiempo se dedico a escribir diversas obras. En marzo de 1522 vuelve a Wittenberg y durante tres años se volcará en la predicación y en la escritura.
En 1524 empezará un conflicto en Alemania entre la clase humilde y la noble, Lutero en cierto modo se pondrá del lado de los nobles, la cual cosa provocará graves consecuencias en la Reforma, las clases bajas lo condenarán. La Reforma estaba sobrepasando las fronteras religiosas y se adentraba en el mundo de la política.

El 17 de junio de 1525 Lutero se casó en Wittenberg con la ex monja Catalina von Bora, la boda fue un gran escándalo. Lutero dio tres razones por las cuales se casó: complacer a su padre, dar un disgusto al Papa y ser coherente con sus ideas y enseñanzas sobre el matrimonio, el amor no aparecía entre las razones pero éste finalmente amó a su mujer. Del matrimonio nacieron seis hijos, dos murieron a temprana edad.

A partir de 1542 la salud de Lutero empeora, a lo cual se suma la muerte de una de sus hijas y los resultados que veía de la Reforma, los cuales no habían llegado a cambiar Roma. En el mes de noviembre de 1545 dio su última clase en la universidad. En enero de 1546 se desplazó a Eisleben con misión pacificadora para solucionar unos problemas entre condes, el 18 de febrero Lutero murió. Su muerte provocó gran emoción en Alemania, fue enterrado en Wittenberg.

Pocos hombres de la Iglesia se han dedicado de forma tan completa al estudio de la Biblia como Lutero, para él la Biblia era la viva Palabra de Dios, publicó diferentes traducciones de distintos libros de la Biblia al alemán e incluso un año antes de morir publicó la edición definitiva de la Biblia completa.