dimecres, 2 de maig del 2012

La expansión de la Reforma

LA REFORMA DE CALVINO:
El sistema de protestantismo fundado por Calvino, llamado calvinismo, era la expresión de las reivindicaciones. El fundamento del calvinismo radica en la doctrina según la cual ciertas personas están predestinadas por Dios a la “salvación”, y otras, a la “condenación”. Esa predestinación no excluía, sin embargo, la vida activa, dado que según Calvino, el creyente, si bien desconoce cuál es su destino, puede demostrar que es un «elegido de Dios» con los éxitos que alcance en su vida privada.
El calvinismo legitimaba el espíritu de empresa burgués de la época de la acumulación originaria. Ello se expresaba en el hecho de que se declarasen como virtudes cardinales la templanza y el ahorro, y se preconizase la observación de un régimen de ascetismo civil. Distinguía a Calvino la intolerancia religiosa hacia quienes profesaban ideas distintas. Por orden suya, fue quemado en la hoguera el científico Servet en 1553. Calvino se propuso mejorar la vida de los habitantes de la ciudad de muchas formas. Defendió la creación de hospitales, alcantarillado, barandillas protectoras en los pisos altos para evitar que los niños se cayeran, atención especial para los pobres y los enfermos y la introducción de nuevas industrias. Promocionó el uso del francés en las iglesias, y contribuyó de forma muy personal a su formación como lengua moderna con sus escritos en lengua vernácula. A pesar de su doctrina inflexible, el calvinismo se extendió con rapidez y se convirtió en una de las principales formas del protestantismo.

LA REFORMA DE ENRIQUE VIII:
Enrique VIII subió al trono de Inglaterra en 1509, a la edad de 18 años, y desde el comienzo de su reinado se dedicó, con ayuda del cardenal Thomas Wolsey, a reformar la vida de los monjes y a mejorar la formación de los sacerdotes. Pero ninguna de estas medidas era contraria a las creencias tradicionales de la Iglesia Católica, a la que Enrique VIII no sólo permanecía fiel sino que en el año 1521, incluso actuó en defensa contra el luteranismo, acción premiada por el papa León X, quien le otorgó el título de "Defensor de la Fe".
Aunque independizó a Inglaterra de la Iglesia de Roma y buscó el respaldo del protestantismo alemán, Enrique VIII reafirmó su posición católica en los aspectos doctrinales y rituales, con excepción de la supremacía papal, mediante la expedición de un documento llamado “Los Seis Artículos”. Esta política religiosa de Enrique VIII provocó que Inglaterra se dividiera en tres posiciones: la primera respaldaba completamente los decretos del rey, la segunda deseaba el restablecimiento del poder papal y la tercera, cada vez más numerosa, pretendía una reforma semejante a la de los protestantes alemanes o suizos. Este divisionismo era sólo el comienzo de un largo y terrible periodo de reformas y contrarreformas, de guerras internacionales y crueles persecuciones, que vivió no sólo Inglaterra sino en general el mundo occidental, por causa principalmente de la intolerancia hacia las diferencias de credo religioso.


LA REFORMA DE ZWINGLI:
La reforma suiza tuvo origen en el monasterio de nuestra Señora de las Ermitas de Einsiedeln. En 1516 un hombre ya célebre por sus predicaciones y patriotismo fue nombrado cura de Einsiedeln. Este hombre era Zwingli. Como Lutero, había recibido una educación literaria y a los veintidos años fue cura de Glaris. Sus predicaciones patrióticas contra la banalidad de los suizos le hizo abandonar su curato y pasar a predicador de Einseideln. En el sermón que predicó el día del aniversario de la fundación del monasterio, atacó el culto de las imágenes y la compra de indulgencias.
Escribió a los obispos de Constanza y Sion los términos siguientes:
“Las luces han debilitado la credulidad popular. Se comienza ya a vituperar la pereza de los monjes, la ignorancia de los sacerdotes y la mala conducta de los prelados. Según las apariencias, la multitud perderá pronto el único freno que puede detener sus pasiones. Es necesario sin pérdida de tiempo ocuparse en una reforma, comenzando por los superiores. Pero una reforma en las costumbres es imposible si no se hacen desaparecer estos enjambres de piadosos vagabundos, que se alimentan a expensas del ciudadano laborioso; si no se abolen las ceremonias supersticiosas y los dogmas absurdos, igualmente propios para chocar al buen sentido de los hombres razonables que para ahuyentar la piedad de los hombres religiosos.”
Estas palabras son notables, no solo por su fecha, sino porque muestran el verdadero carácter de la reforma suiza. Efectivamente, Zwingli no es un reformador teólogo, sino un reformador filosófico y político. No ataca el culto romano porque le crea malo en la esencia, sino porque se le figuraba que no era ya de la época, y temía que la incredulidad popular condujese a la disolución social. Así Zwingli fue siempre tolerante.
El objetivo de Zwingli, no era solo hacer renacer la primitiva iglesia, sino que quería reformar las costumbres de los ciudadanos. Quería hacer una reforma religiosa y política. Así en sus predicaciones contra las costumbres del clero alzaba la voz contra el vergonzoso trafico de los suizos que vendían su valor y su sangre a las potencias extranjeras.


GINER, Salvador. Historia del pensamiento social, Editorial Ariel, Madrid, 2008.
DELGADO DE CANTÚ, Gloria M. El mundo moderno y contemporáneo, Vol I, Editorial Pearson Educación, México, 2005.
AVENDAÑO, Joaquin. Manual Completo de institución superior, Tomo III, Universidad Complutense, Madrid, 1846.